Un joven de 26 años fue asesinado a balazos en Mar del Plata. Los disparos los realizaron policías de civil que lo persiguieron en vehículos particulares, sin señas policiales. Los amigos que viajaban con la víctima aseguran que huyeron porque pensaron que se trataba de un asalto y que entonces comenzaron a dispararles. El muchacho recibió cuatro tiros; hay cinco policías implicados.
Matías Paredes, albañil y papá de un nene de tres años, viajaba en el asiento trasero de un Fiat Palio. Los jóvenes habían estado en la presentación de camisetas del equipo de fútbol del Club Atlético Alvarado, del que Paredes era fanático. Los policías tienen asiento en distintas comisarías y se movían en un VW Bora gris y una camioneta Ecosport negra.
A las 1.30 de la madrugada de este jueves, en la zona del barrio Bosque Grande, detrás del estadio mundialista, los agentes intentaron detener el coche en el que viajaban Paredes y sus amigos. Los jóvenes, según el relato que los sobrevivientes hicieron a los investigadores, no se detuvieron porque pensaron que intentaban asaltarlos.
«Un Fiat Palio color rojo con tres jóvenes a bordo es interceptado por dos vehículos no identificables, no venían en persecución. El auto intenta evadir, se bajan dos hombres del coche, que serían personal policial, disparando», detalló a medios locales el fiscal Alejandro Pellegrinelli, quien se apoya además en las imágenes tomadas por distintas cámaras en ese sector.
En base a esas imágenes y a la cantidad de vainas secuestradas en las pericias ejecutadas en plena madrugada, es que los investigadores hablan de «una feroz balacera». No un tiroteo: el fiscal confió que en el auto en el que viajaba la víctima, el Palio rojo, «no se encontró nada». Ninguno de los ocupantes tenía antecedentes.
La secuencia se habría iniciado a tres calles de Fortunato de la Plaza (Av.39) y Polonia, zona que quedó servida de vainas. Ahí la Ecosport en la que viajaban tres policías comenzó a perseguir el Palio. Más adelante, el VW Bora con dos agentes de la comisaría 16 a bordo, les cortó el paso.
Sin identificaciones en sus vehículos ni con sus uniformes, los policías consiguieron asustar a los jóvenes, quienes aceleraron para evitar lo que creyeron se trataba de un asalto. En esa breve persecución, hubo más disparos.
Cuando consiguieron detenerlos, en Goñi y Caraza, a unas diez calles de donde había comenzado la persecución, Paredes estaba gravemente herido. Tenía disparos en un brazo, una pierna, un roce en el cráneo y uno en las espalda, el que le habría causado la muerte. El joven que conducía fue impactado por una bala de goma en la espalda. «En algún momento de la situación hubo disparos de postas de goma», admitió el fiscal.
«Mañana se va a producir el cotejo de las armas reglamentarias que fueron secuestradas -adelantó el investigador-, con eso y la autopsia vamos a determinar de dónde provinieron los disparos que le dieron muerte. Necesito hacer esa pericia para saber la pertenencia de esas armas«.
Para el investigador resulta entendible que los jóvenes hayan intentado evadir a los hombres armados que intentaron detenerlos. «Entendemos que debe haber existido algún intento del personal policial, sin indumentaria, de identificar el auto, entiendo que seguramente el ocupante debió haber intentado evadir por razones obvias», explicó.
«Todo hace presumir que hay una breve interceptación, no es una llegada rápida del auto, es normal. Interpreto que los jóvenes pueden haber creído que los iban a robar«, explicó Pellegrinelli.
Según familiares de la víctima, los policías podrían estar buscando a Cristian “El Guachín” Monje, el sospechoso del crimen del kiosquero Cristian Velázquez (50), asesinado de un disparo en la cabeza el lunes. En las imágenes que se conocieron del crimen, Monje lleva puesta la camiseta de Alvarado.
«Les tiraron a matar, como andaban vestidos de Alvarado se habrán pensado que era ese Guachín. Fuimos todos los vecinos y lo sacamos a mi hermano del auto», contó el hermano de Matías.
Los amigos de Paredes que viajaban con él prestaron declaración en calidad de testigos. «Ni ellos ni la víctima tienen antecedentes», admitieron los investigadores. La causa fue caratulada como «homicidio agravado».