La Corte revocó una cautelar que le permitió a Casinos de Buenos Aires SA continuar explotando dos barcos casino con la concesión vencida.
Los barcos ‘Estrella de la Fortuna’ y ‘Princess’ deberán levar anclas y partir hacia otro destino. Con la concesión vencida desde 2019, los casinos de Puerto Madero lograron mantenerse a flote gracias a una medida cautelar.
La Corte apuntó contra la medida cautelar dictada en la causa que «frustra la aplicación de normas generales cuya constitucionalidad no ha sido cuestionada». Y por unanimidad reclamó «una mayor prudencia en la apreciación de los recaudos» para ese tipo de medidas.
La novela del casino flotante de Puerto Madero ya lleva 23 años. Comenzó en 1999 cuando Carlos Menem avanzó sobre la autonomía porteña y licitó el casino flotante que quedó en manos de Cirsa, la empresa española que manejaba Manuel Lao.
Su presencia en las costas de la Ciudad fue objeto de varios litigios e incluso tanto Fernando de la Rúa como Aníbal Ibarra intentaron terminar con la concesión.
En su decreto de Menem sostuvo que las aguas del río más ancho del mundo pertenecen al territorio nacional, por lo cual la Ciudad de Buenos Aires no tenía jurisdicción para actuar sobre ese sitio. La idea del barco navegando para evadir la jurisdicción porteña es una ficción, siempre estuvo anclado y luego los concesionarios le anexaron un segundo navío.
Con la llegada de Néstor Kirchner, se reconfiguró la sociedad dueña del casino y entraron a tallar Cristóbal López y Federico de Achával. Su relación con el macrismo se fue deteriorando con el correr de los años, pero alcanzó su peor momento cuando el gobierno porteño quiso empezar a cobrarles impuestos.
La maniobra de Pepín Rodríguez Simón permitió a Federico de Achaval y Ricardo de Benedicto presentar una denuncia en la Justicia. Durante su presidencia, Mauricio Macri le transfirió los juegos de azar a la Ciudad. Gracias a una idea de Pepín el traspaso incluyó un canon y tributos muy superiores a los acordados en 1999 y pagar deuda acumulada con el gobierno porteño.
Ese favor inexplicable de Macri le permitió a los dueños del casino pedir una cautelar en la Justicia: argumentaron que como las condiciones habían cambiado, necesitaban más tiempo para recuperar su inversión.