Archivos de inteligencia militar revelan que José Mujica delató a varios integrantes del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros en 1972, durante el gobierno constitucional de Juan María Bordaberry.
El archivo «Archivos del Terror de Uruguay – Archivo SID (Berrutti) – Rollo 314r – Fichero General del SID nro 126701 al 127600» señala que el cuartel Florida ubicando, al costado del cementerio del Buceo en Montevideo donde actualmente hay un complejo de viviendas, Mujica y otros cabecillas sediciosos colaboraron con los oficiales del cuartel delatando a decenas de tupamaros.
¿Por qué lo hizo?. Para intentar salvar su propio pellejo.
El Cuartel Florida, también conocido como Batallón de Infantería No. 1 «Florida», era una unidad que funcionó como un centro de operaciones de los militares, fundamentalmente en 1972 antes del quiebre institucional del 27 de junio de 1973.
Colaborador de los militares
En 1972 varios cabecillas terroristas estaban detenidos en el cuartel Florida. Raúl Sendic Antonaccio, Eleuterio Fernández Huidobro, Mauricio Rosencof, Henry Engler Golovchenko, Julio Marenales Sáenz, Jorge Pedro Zabalza Waksman, Adolfo Wassem Alanís, y José Alberto Mujica Cordano, entre otros.
Este último fue uno de los más activos colaboradores de los oficiales. Mujica, que en ese momento tenía 37 años, le dijo al teniente Armando Méndez donde se escondían varios tupamaros que todavía estaban sueltos en Montevideo.
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Mujica entregó berretines (lugares de escondite) y documentación valiosa a Méndez a cambio de no ser maltratado en el cuartel.
Su colaboración con los oficiales fue mucho más allá de un simple señalamiento. Dio detalles específicos de decenas de integrantes del MLN Tupamaros que en las próximas semanas fueron detenidos.
Según el mencionado archivo, Mujica alias «Facundo» o «Emiliano, señaló a decenas de tupamaros, fundamentalmente de la zona oeste de Montevideo.
Les dijo a los oficiales nombres, apellidos y alias de sus propios compañeros, los que en pocas semanas fueron detenidos y recluidos en diversos lugares.
La historia falseada
La historia quiere presentar a José Mujica como un luchador fiel a sus principios, pero fue un delator y un colaborador que a cambio de salvar su propio pellejo fue capaz de delatar a decenas de sus propios compañeros.
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Como le habían prometido que no lo maltratarían si colaboraba con sus captores, Mujica no tuvo inconvenientes en sentarse a «negociar» con los oficiales del cuartel, brindando detalles de sus compañeros y de su organización.
«Vos me mandaste en cana»
Mucho después, en 2011, el ex tupamaro Sergio Lamanna encaró a Mujica a la salida de un evento siendo este presidente de la República
Lamanna le gritó «Pepe, vos, la Tronca y el Ñato nos entregaron en la cárcel y ahora entregás el pueblo a las multinacionales. Estás entregando un pueblo y la sangre de nuestros compañeros», le dijo.
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La Troca es nada más y nada menos que Lucía Topolansky, que en 1972 era una activa tupamara, y como se sabe, en 2011 era la esposa de Mujica.
El «Ñato» es Eleuterio Fernández Huidobro, alias «Jesús», otro colaborador de los militares en 1972.
El archivo también revela que Mujica habría tenido contactos en 1970 con el SID (Servicio de Información de Defensa).
Aunque no se especifica en qué consistieron esos contactos es muy probable que la colaboración de Mujica con oficiales de inteligencia del Ejército comenzara al menos en 1970.
De delator a presidente
Por supuesto que para justificar que entregó a sus propios compañeros se señala que lo hizo porque fue sometido a «torturas».
Nada de eso. Colaboró para salvar su propio pellejo. En 1985 recuperó su libertad sin haber cumplido la totalidad de su condena, y comenzó una vida política disfrazado de demócrata, hasta que en 2010 accedió a la presidencia de la República.
Haber sido presidente no lo exonera de su calidad de entregador de sus propios compañeros.