Cristina Kirchner ha decidido apelar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tras la confirmación de su condena por parte de la Corte Suprema de Argentina. Sin embargo, las posibilidades de que su caso prospere en el tribunal internacional parecen limitadas.
Desde que la Corte Suprema dejó firme la sentencia contra Cristina Kirchner, comenzó a correr el plazo de seis meses para que pueda presentar su caso ante la CIDH. Su abogado, Alberto Beraldi, confirmó que recurrirán a esta instancia, argumentando que la decisión de la Corte Suprema fue «grotesca» y que es necesario un análisis serio y objetivo por parte de organismos internacionales.
Otro abogado de Kirchner, Gregorio Dalbón, también anunció que acudirán al Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y a la Corte Penal Internacional (CPI). La CIDH tiene la función de garantizar que los países que han suscrito la Convención Americana sobre Derechos Humanos, como Argentina, respeten sus principios.
Sin embargo, este tribunal no está facultado para revertir sentencias de tribunales nacionales. Su tarea es más bien comparable a la de la Corte Suprema respecto a la Constitución: puede determinar si hubo violaciones al Pacto de San José de Costa Rica y ordenar medidas restaurativas.
En principio, los Estados miembros deben acatar los fallos de la CIDH, ya que Argentina le otorgó jerarquía superior a las leyes nacionales en la reforma constitucional de 1994. No obstante, en 2018, la Corte Suprema argentina se negó a cumplir un fallo de la CIDH en un caso de libertad de expresión, argumentando que hacerlo convertiría al tribunal internacional en una «cuarta instancia» y excedería las obligaciones asumidas por el país.
El antecedente de 2018 genera dudas sobre la efectividad de la apelación de Kirchner. En aquel caso, la CIDH había ordenado revertir un fallo contra el periodista Jorge Fontevecchia, pero la Corte Suprema argentina se negó a hacerlo.
Destitución
Este precedente sugiere que, incluso si la CIDH fallara a favor de Kirchner, la Corte Suprema podría ignorar la decisión, dejando sin efecto cualquier resolución favorable. El expresidente de Colombia, Gustavo Petro, logró que la CIDH fallara a su favor en un caso de destitución cuando era alcalde de Bogotá.
Sin embargo, la situación de Kirchner es diferente, ya que su condena proviene de un proceso judicial y no de una decisión administrativa. Eugenio Zaffaroni, exjuez de la CIDH y cercano al kirchnerismo, ha expresado su escepticismo sobre la apelación. Según él, las posibilidades de éxito son mínimas, y un fallo favorable no tendría impacto real en la condena de Kirchner.
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