El 3 de julio es una fecha grabada a fuego en la historia del rock, no solo por la coincidencia trágica de dos muertes, sino porque cimentó la macabra leyenda del «Club de los 27». En este día, con solo dos años de diferencia, el mundo perdió a dos figuras icónicas que, a pesar de sus caminos distintos, compartían un destino fatal.
Brian Jones de The Rolling Stones, fallecido en 1969, y Jim Morrison de The Doors, en 1971, no solo dejaron un legado musical imborrable, sino que se convirtieron en miembros prominentes de este selecto y lúgubre club.
Brian Jones: el alma atormentada de los Rolling Stones
Lewis Brian Hopkins Jones, nacido el 28 de febrero de 1942 en Cheltenham, Inglaterra, fue el miembro fundador y guitarrista original de The Rolling Stones.
Desde sus inicios, Jones fue el motor creativo y estético de la banda. Su visión musical, que incorporaba influencias del blues, R&B y rock and roll, fue fundamental para dar forma al sonido distintivo de los Stones.
Era un multiinstrumentista prodigioso, capaz de tocar la guitarra slide, la armónica, el sitar, el marimba y una variedad de otros instrumentos, enriqueciendo la paleta sonora de la banda en canciones como «Paint It Black», «Ruby Tuesday» y «Lady Jane». Su estilo andrógino y su aura de rebeldía lo convirtieron en un ícono de la moda y una figura clave en la contracultura de los años 60.
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Sin embargo, a medida que la fama de los Stones crecía, también lo hacían los problemas personales de Jones. Su adicción a las drogas y el alcohol se volvió incontrolable, afectando su desempeño en la banda y su relación con Mick Jagger y Keith Richards, quienes gradualmente asumieron el control creativo.
Sus contribuciones a los discos comenzaron a disminuir y su comportamiento errático se volvió una carga. En junio de 1969, los Rolling Stones, hartos de sus constantes ausencias e incapacidad para tocar, lo expulsaron de la banda.
Apenas un mes después, el 3 de julio de 1969, Jones fue encontrado muerto en la piscina de su casa en Hartfield, Sussex, a la edad de 27 años. Aunque el forense dictaminó «muerte accidental» con una mención de alcohol y drogas, las circunstancias que rodearon su muerte han sido objeto de especulación y teorías de conspiración durante décadas, alimentando la leyenda de una posible implicación de terceros.
Su muerte prematura fue un shock para el mundo de la música y marcó el primer ingreso significativo al «Club de los 27».
Jim Morrison: El Rey Lagarto y la poesía del rock
James Douglas Morrison, nacido el 8 de diciembre de 1943 en Melbourne, Florida, fue el carismático vocalista y letrista de The Doors.
Desde su concepción en 1965, Morrison y su banda revolucionaron el panorama musical con su mezcla única de blues, psicodelia y poesía oscura. Jim, con su presencia escénica magnética y su voz profunda y resonante, se convirtió en una figura totémica, un chamán del rock que exploraba los límites de la conciencia y la expresión artística.
Sus letras, cargadas de simbolismo, mitología y existencialismo, lo distinguieron como un poeta moderno, influyendo a innumerables artistas y escritores. Himnos como «Break on Through (To the Other Side)», «The End» y «Riders on the Storm» encapsulan la esencia de The Doors y la visión de Morrison.
A pesar de su genio, Morrison también luchó con demonios internos, principalmente el alcoholismo, que eclipsaba su talento y lo sumía en comportamientos autodestructivos.
Sus apariciones en vivo se volvieron cada vez más impredecibles, oscilando entre la brillantez extática y la confrontación caótica con el público y las autoridades. La presión de la fama, los problemas legales y su propia batalla contra la adicción lo llevaron a un estado de agotamiento físico y mental.
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En marzo de 1971, Jim Morrison se trasladó a París con su pareja Pamela Courson, con la esperanza de escapar de la presión y centrarse en su poesía. Sin embargo, sus hábitos no cambiaron.
El 3 de julio de 1971, Jim Morrison fue encontrado muerto en la bañera de su apartamento en París, a la edad de 27 años. La causa oficial de su muerte fue un paro cardíaco, pero al igual que con Jones, la falta de autopsia oficial y las circunstancias ambiguas han generado persistentes teorías sobre una posible sobredosis de heroína.
Su tumba en el cementerio de Père Lachaise se ha convertido en un lugar de peregrinación para sus innumerables admiradores.
El Club de los 27: ¿Una maldición o una coincidencia trágica?
La muerte de Jones y Morrison el mismo día, aunque con dos años de diferencia, añadió un peso sombrío a la fecha y solidificó la noción del «Club de los 27», una infame agrupación de músicos influyentes que murieron a la temprana edad de 27 años. Si bien la idea de una «maldición» es más una leyenda urbana que una realidad, la recurrencia de esta edad en la muerte de talentos extraordinarios es innegable y, para muchos, perturbadora.
Más allá de Brian Jones y Jim Morrison, el club cuenta con otros miembros notables que dejaron una huella indeleble en la música:
- Jimi Hendrix (18 de septiembre de 1970): Considerado uno de los guitarristas más grandes de todos los tiempos, Hendrix revolucionó el sonido de la guitarra eléctrica. Murió asfixiado con su propio vómito después de una sobredosis de barbitúricos.
- Janis Joplin (4 de octubre de 1970): La icónica «Reina del Rock And Roll» y «Dama Blanca del Blues» poseía una voz incomparable. Su muerte fue causada por una sobredosis de heroína.
- Kurt Cobain (5 de abril de 1994): El líder de Nirvana, una figura central del movimiento grunge, luchó contra la depresión y la adicción. Su muerte fue un suicidio por herida de bala.
- Amy Winehouse (23 de julio de 2011): La talentosa cantante británica, conocida por su poderosa voz de contralto y su mezcla de soul, R&B y jazz, falleció por intoxicación etílica.
La coincidencia de la fecha de la muerte de Jones y Morrison resalta la fragilidad de la vida y el alto costo de la fama, la adicción y los estilos de vida extremos que a menudo acompañan al estrellato en el mundo del rock.
El 3 de julio, más allá de ser una fecha en el calendario, se ha convertido en un recordatorio constante de las luces y sombras de la genialidad musical y del trágico legado del Club de los 27.