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Los agrocandidatos no lograron capturar votos

El resultado de las elecciones de este domingo en la provincia de Buenos Aires también dejó heridos en una parte del sector agropecuario, que se presentó por afuera de la Libertad Avanza para intentar capturar al electorado enojado tanto con el oficialismo como con el peronismo. La jugada no salió como esperaban teniendo en cuenta que los casos más emblemáticos obtuvieron apenas entre el 2 y el 4 por ciento de los votos, en zonas donde las actividades rurales tienen centralidad.

El exfuncionario de Agricultura de Javier Milei y expresidente de AAPRESID y Maizar, Pedro Vigneau, encabezó la lista de Potencia en la Séptima Sección y recabó apenas 4,21 por ciento de electores. El partido, que tiene como referente principal a María Eugenia Talerico -abogada y exfuncionaria del PRO en la UIF-, se conformó como uno de los espacios liberales que cuestionaron el armado libertario.

Esa estructura también impulsó a la productora tambera Andrea Passerini, como primera candidata en la Cuarta Sección.

“Un diseño electoral generado por una PRO pura como Talerico, para traccionar el voto rural. Evidentemente no funcionó como esperaban. En el caso de Vigneau, en su pueblo natal Bolívar, sólo recolectó unos 500 votos, el 5 por ciento aproximadamente. Y Passerini atrajo apenas al 1,73 por ciento de los votantes”, detalló a PáginaI12 el consultor agropecuario Javier Preciado Patiño.

Los agrocandidatos más emblemáticos, entonces, no pudieron perforar el techo ni canalizar el voto bronca contra la gestión de la Libertad Avanza, tal como se lo habían propuesto.

“Muchas veces cuando se gana en los municipios del interior de la provincia de Buenos Aires se habla del voto del campo. Pero no se trata de un voto menos volátil que el resto. Cristina Kirchner ganó con el 54 por ciento la segunda presidencia y gran parte de los votos fueron de la zona agrícola de la provincia. Después esa victoria puede ser derrota porque aunque la economía en esos lugares gire en torno al agro, cada ciudad tiene un aspecto urbano interesante y variante según la situación que atraviesa”, analizó Preciado Patiño, quien remarcó así la relatividad del “voto del campo”.

La sociedad esta vez no eligió, como en otras oportunidades, que los candidatos relacionados con la actividad agropecuaria fueran protagonistas en la legislatura bonaerense.

“Esta remake de los agrodiputados que surgieron luego de la 125 está claro que no logró los objetivos previstos. Pueden ser buenos referentes gremiales, influyentes, de buen diálogo con el sector público, pero a la hora de conquistar el voto de la gente demostraron que están muy lejos”, opinó el especialista. Por aquel entonces, sobresalió el mediático dirigente entrerriano Alfredo De Angelis. Los vaivenes de la política nacional llevan a que por momentos este sector obtenga mayor representación legislativa y en otros, como este, mucho menor.

En la Segunda Sección electoral, corazón de la zona núcleo bonaerense, el dirigente rural Ariel Bianchi encabezó la lista de Potencia: sacó el 2,75 por ciento. Por su parte, en la Sexta Sección, Somos Buenos Aires postuló al productor ganadero y bahiense Andrés De Leo: alcanzó al 11,38 por ciento del electorado. Mac Goey, productor agropecuario, fue titular en la lista de Potencia por la Tercera Sección, donde prácticamente no tuvo ningún impacto.

“La Mesa de Enlace es el emergente de la falta de representatividad que tienen sus dirigentes en las sociedades de todas las regionales agrícolas. Esa institución, como aglutinante de las cuatro entidades del sector, tiene un rol de contraparte con el Estado. Por lo tanto la Mesa de Enlace, que se encarga de elevar los reclamos, las quejas y los deseos de los sectores productivos, se va a preservar y se acomodará a las circunstancias políticas que vengan con más o menos disgusto”, consideró Preciado Patiño.

Entre los problemas que enfrenta la gestión oficial, uno es la relación con el sector agropecuario. Aunque públicamente pareciera andar de maravillas, en privado manifiesta tironeos y preocupación por el rumbo que delineó Milei para la política económica. De allí, la presentación de candidatos propios del espacio y por afuera del armado de los Milei. Esta vez la polarización no dejó lugar para otros contrincantes.

Si bien el grueso de la cosecha ya se vendió -y en el primer semestre la liquidación le permitió al Gobierno recibir la mayor cantidad de divisas de los últimos 20 años- aún quedan 15,5 millones de toneladas de soja y 8,7 millones de toneladas de maíz pendientes de exportación: en divisas, unos 10.500 dólares. 

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