El gobierno federal de Alemania se ha comprometido a invertir alrededor de 630 millones de euros en proyectos internacionales de desarrollo hasta 2027, trabajando en conjunto con la Fundación Bill & Melinda Gates.
Esta información fue revelada tras una consulta parlamentaria realizada por diputados del partido derechista Alternativa para Alemania (AfD), quienes exigen mayor transparencia sobre el uso de fondos públicos y el posible alcance de la influencia foránea de Gates en la política alemana.
El gobierno alemán alegó que el dinero no se transfiere directamente a la fundación ni a sus representantes, que, por el contrario, los fondos se destinan a proyectos globales como la seguridad alimentaria, transformación digital y salud pública en países como Etiopía, Malawi y Madagascar.
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Los temores por el proyecto.
Las críticas no han tardado en surgir, señalando que, detrás de estos programas de ayuda, se esconde un intento estratégico de influencia geopolítica por parte del gobierno alemán, utilizando como vehículo las estructuras ya existentes de una fundación privada con fuerte presencia internacional.
Uno de los principales proyectos, con una financiación de aproximadamente 290 millones de euros, se traduce como la «iniciativa global para la seguridad alimentaria y el fortalecimiento de la resiliencia», el cual su objetivo es ayudar a los gobiernos locales a mejorar sus sistemas alimentarios y aumentar su capacidad de respuesta ante crisis.
Sin embargo, críticos sostienen que, bajo la apariencia de asistencia humanitaria, se estarían ejerciendo presiones políticas o promoviendo determinados modelos de desarrollo alineados con intereses extranjeros.
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Alemania busca expandir su influencia en el cuarto mundo con la ayuda de Gates.
En paralelo, se han asignado cerca de 220 millones de euros a otro proyecto que busca impulsar una digitalización global que se alinee con los objetivos estratégicos de la política exterior alemana.
Esto incluye áreas como la protección climática o la seguridad digital, especialmente en el contexto del conflicto en Ucrania. Este tipo de colaboración ha sido interpretado por algunos analistas como una forma indirecta en que un Estado democrático financia a un multimillonario del sector tecnológico para ejecutar proyectos con potenciales consecuencias políticas en terceros países.
Un tercer componente relevante es el programa de salud en Etiopía, que recibirá hasta 270 millones de euros. Este país es la nación de origen del actual director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien en el pasado fue criticado por su participación en la censura de brotes de cólera cuando era ministro de Salud en su país.
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